Resumen:
En Colombia, las víctimas del desplazamiento forzado están mal contadas. En primer lugar, porque es limitado pretender recoger en una sola cifra, por más dígitos que tenga, a todos los seres humanos que continúan viviendo en carne propia el desarraigo y el despojo o abandono forzado de sus tierras, en medio de la indiferencia de gran parte de la sociedad colombiana y de la precaria e insuficiente respuesta estatal, en términos del restablecimiento de sus derechos y de garantías para la reparación integral. Y en segundo lugar por que las familias, cuyos lazos se han resquebrajado en el recorrido sin rumbo que tuvieron que emprender a fuerza de amenazas e intimidaciones, tampoco han encontrado un lugar en los registros de población desplazada que dé cuenta de los daños causados con el desplazamiento forzado; alguno de estos irreparables.