Resumen:
La descentralización promovida en regiones indígenas de México y Colombia, en los años noventa, sigue pautas semejantes. En los dos casos, los dispositivos de democracia participativa son percibidos como condiciones para lograr un desarrollo sustentable. Además, en ambos casos, las tradiciones de organización comunitaria son reconocidas como formas válidas de gobernanza local. Ello induce algunas contradicciones inevitables: la búsqueda de una administración pública más eficiente conduce a los gobiernos nacionales a imponer dispositivos institucionales estandarizados que reducen significativamente la autonomía de los ciudadanos y las autoridades locales. Pero aún así,las normas impuestas por el Estado central y las agencias multilaterales de cooperación acaban induciendo formas originales e imprevistas de apropiación y reinvención a nivel local.