Descripción:
Comúnmente se suele asumir que los libros científicos estuvieron prohibidos por el Santo Oficio y la Universidad de Caracas para su lectura, discusión y enseñanza en la Provincia de Venezuela en todo el siglo XVIII; sin embargo, ello no es totalmente cierto. Si bien no se leyeron y usaron abierta y formalmente dentro de las cátedras de filosofía o medicina, o no circularon públicamente entre un gran sector de la sociedad, en ningún momento se les impidió la entrada a costas venezolanas; o se condenó, castigó, persiguió o enjuició a quienes los tenían o guardaban en bibliotecas personales o conventuales. Otro caso de libros que sí fueron prohibidos, expurgados y condenados a quienes los tenían, y con los cuales no debemos confundir los libros estrictamente científicos, fueron los libros relacionados con el pensamiento ilustrado o la filosofía moderna que esgrimían ideas disidentes. En estos términos, podemos hacer una clara distinción que nos parece muy importante, y que por los momentos no hemos encontrado en ninguna historia colonial venezolana, entre los libros científicos y los libros ilustrados. Así, aunque evidentemente hubo un vínculo social entre ellos, a partir de esta distinción podemos observar que la coerción y persecución al pensamiento político-filosófico ilustrado y moderno fue distinta que al pensamiento científico; lo que nos permite afirmar que una cosa fue el desarrollo del pensamiento ilustrado y otra, algo distinta, el desarrollo del pensamiento científico en la Provincia de Venezuela. Este último tuvo mayor posibilidad de moverse con cierta “libertad”.