La pandemia COVID-19 presenta diversas circunstancias y efectos a nivel social. Entre ellos destaca el confinamiento sanitario, el aislamiento, la suspensión de actividades académicas y laborales, así como la pérdida de vidas humanas, modificaciones pedagógicas, tecnológicas, de infraestructuras académicas, entre otros, que configuran una nueva normalidad, una realidad diferente a la que se estilaba. Con motivo de ello, la educación ha tenido que innovar y adecuarse a escenarios poco explorados, al uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación, a plataformas digitales, a las redes sociales, a modalidades virtuales y, más recientemente, multimodales. Si bien es cierto, esto no es enteramente novedoso dentro de la escena educativa, el distanciamiento social le ha impulsado de una forma sin precedentes. Por esta razón, el artículo explora la dimensión filosófica de la innovación educativa, sus fundamentos teóricos, la interacción con el COVID-19 y las propuestas resultantes para afrontar la nueva normalidad. Se concluye en la urgencia de innovar sin perder de vista la calidad académica, la formación en pensamiento crítico y la reflexión humanista, dando espacio para nuevos actores en el proceso educativo, promoviendo una visión inclusiva, apoyada por el crecimiento de la sociedad digital.