Descripción:
En el presente artículo se reflexiona sobre la riqueza cultural que el estudiante trae de la educación no formal que vive en su casa y en su vida social. Siendo México un país de hondas raíces y amplia cultura, no es desatinada la hipótesis de que el estudiante posee recursos que ni él mismo imagina. Uno de los indicadores a observar en la conducta de los jóvenes es el uso que hace de su cuerpo, en conjunción con otras destrezas y capacidades que no se vinculan con el curriculum escolar. Eso obliga a poner mayor atención en aquellos recursos que tienden a pasar desapercibidos. El artículo insta a aprovechar la diversa riqueza cultural popular que yace en el estudiante, lo que demanda un mejor conocimiento de la juventud actual.