Resumen:
Las escrituras de Pacheco y Blanco son guías imprescindibles de nuestra hora; ambos han labrado una imagen del escritor responsable que, en mitad de la tormenta, trabaja con dignidad y honradez en el medio literario y cultural sin voltear hacia atrás, seguro de que al final del recorrido encontrará, mínimamente, la luz de la estación que tal vez sin proponérselo buscaba: la que reúne el texto con sus lectores -eso lo sabía muy bien Fernando Benítez. Pacheco y Blanco pertenecen a dos generaciones distintas pero se encuentran en el interés y la inquietud por la poesía, que los une y tal vez los identifica; es visible la pasión de ambos por T.S. Eliot (1888-1965), a quien Pacheco le ha dedicado muchos días y esfuerzo.