The school continues to be an ideal context from which to imagine and project a new citizenship, more plural, flexible and sensitive to interculturality, for at least two reasons. First, because the problems associated with the presence and social incorporation of foreign communities and families are reproduced within schools; and second, because this is a privileged social space for designing educational policies that make visible, problematize and think critically about the challenges associated with migration. Although knowledge about how cultural differences operate in schooling processes is necessary for any transformative project, it is necessary to avoid an excessive focus that leads to the folklorization of intercultural education. In order to avoid this, research that adopts an intersectional perspective has been decisive, taking into account the intertwining of migratory processes and cultural discontinuities with other challenges that especially affect the immigrant population, such as racism, housing insecurity, labor exploitation, legal insecurity or social exclusion. Thus, in order to understand the cultural frameworks of migration in educational environments, it is necessary to take into account these intersections that affect practices, experiences and values that are not alien to schooling itself.
La escuela sigue siendo un contexto idóneo desde donde imaginar y proyectar una nueva ciudadanía más plural, flexible y sensible a la interculturalidad, por al menos dos razones. La primera, porque las problemáticas asociadas a la presencia e incorporación social de comunidades y familias extranjeras se reproducen en el interior de las escuelas; y, en segundo lugar, porque éste es un espacio social privilegiado para diseñar políticas educativas que permitan visibilizar, problematizar y pensar críticamente los retos asociados a la migración.Si bien el conocimiento acerca de cómo operan las diferencias culturales en los procesos de escolarización es necesario para cualquier proyecto transformador, es preciso evitar una focalización excesiva que derive en la folklorización de la educación intercultural. Para evitarlo ha sido decisiva la investigación que adopta una perspectiva interseccional, atendiendo al entrelazamiento de los procesos migratorios y las discontinuidades culturales con otros retos que afectan especialmente a la población inmigrante, como el racismo, la precariedad habitacional, la explotación laboral, la inseguridad jurídica o la exclusión social. Así, para entender los marcos culturales de la migración en entornos educativos, se precisa tomar en cuenta esas intersecciones que inciden en prácticas, vivencias y valores que no son ajenos a la escolaridad misma.