La trama de Mil grullas (Sembazuru) gira alrededor de uno de los ritos consagrados de la cultura japonesa, la ceremonia del té, encuentro que desde el siglo XIII pacificaba a los guerreros. Para imaginar las escenas con los objetos apropiados se justificarÃa la consulta a una enciclopedia de arte: las grullas del pañuelo son un auspicioso sÃmbolo de longevidad; los tazones ceremoniales de cerámicas renombradas: el Oribe oscuro con toques de blanco y diseño de helechos de la primera ceremonia; la jarra Shino de esmalte blanco y tenue rojo para la ofrenda floral fúnebre; el par de Raku, negro y rojo â tazones hombre/esposa; el terrible Shino cilÃndrico con la huella imborrable de un lápiz de labiosâ que será lanzado en una suerte de exorcismo pero cuyos pedazos habrá que enterrar con respeto; el Karatsu verduzco con toques de azafrán y carmesÃ, de asimétrica factura coreana que conformará con el anterior otra bella pareja de objetos-fantasma. Las acuarelas de Sotatsu y las caligrafÃas del poeta Muneyuki que decoran el altar estético. Es el refinado mundo de la ciudad de Kamakura, son los entornos del templo zen Engakuji.
EMECÃ S. A.