Descripción:
La decisión de los gobiernos nacionales de integrarse y derribar fronteras genera cambios en los gobiernos subnacionales y constituye una ventana de oportunidad para que ellos aumenten su autonomía en la gestión internacional vis a vis los Estados centrales. Sin embargo, como lo demuestra este artículo, la posibilidad de convertir este desafío en una oportunidad o en un problema dependerá de la modalidad y alcance de los procesos de integración, por una parte; y de la ubicación geográfica y el perfil productivo de cada provincia, por el otro. Con respecto al primero, el artículo identifca dos tipos de los incentivos: los directos y formales, como ser los canales de participación y los recursos que proveen los gobiernos del bloque a los actores subnacionales; y los incentivos indirectos e informales, que por oposición a los primeros, derivan de la acción de los mercados y no de los Estados. El Mercosur es un caso híbrido a este respecto: si bien estamos frente a un proceso de apertura creciente de espacios y recursos a nivel nacional, la lógica que impera su dinámica y distribución sigue estando en manos de las burocracias nacionales y desincentiva la acción colectiva de carácter horizontal y transnacional, la que en definitiva sigue siendo motorizada por los mercados y reducida a aquellas provincias con mayores ventajas comparadas.