Resumen:
A partir de la definición de colonización como un programa estatal encaminado a subsanar deficiencias percibidas en los procesos de poblamiento, este libro revisa las diversas fases de ese programa en el periodo 1760-1940, centrando la atención en el norte de México y, más en particular, en el "oeste de Chihuahua". Esta zona fue escenario del asentamiento de más de 5000 menonitas a partir de 1922, fenómeno que se explica por las dificultades de los menonitas en Canadá, pero también por el sostenido interés del gobierno mexicano por atraer colonos extranjeros hábiles e industriosos. Se intenta demostrar que, después de la revolución de 1910, la colonización encerraba un proyecto político-agrario en extremo conservador, pues aún mostraba la vigencia de las premisas ideológicas que habían dado pie a la colonización en el siglo XIX, es decir, que México tenía una población escasa y de mala calidad y un territorio con grandes riquezas inexplotadas. La colonización siempre se distinguió por su carácter elitista y excluyente, y por eso dejaba de lado a la población realmente existente, ya fueran nómadas, indios sedentarios, campesinos, vecinos de pueblos sin tierra y, en general, los sectores mayoritarios del país.