Resumen:
Hoy que la alternancia política en la presidencia de la República es un hecho consumado en México, la antigua imagen del soberano todopoderoso se ha derrumbado y en su lugar ha quedado un poder en ruinas, soberano si acaso en su languidez; la omnipotencia presidencial, en efecto, devino en impotencia. Hay quienes atribuyen ese giro al soplo de los nuevos aires políticos, a las circunstancias políticas actuales -reglas electorales inéditas, partidos políticos vigorosos, medios de comunicación sin mordazas- que forzaron a la presidencia a abandonar su esencia "absolutista". Pero ésa no es más que una parte de la explicación. Otra tiene que ver con el desvanecimiento del mito presidencial.