Los nuevos procesos de producción y acumulación, así como la apropiación de territorios para el desarrollo de megaproyectos extractivistas en diversos sectores, son impulsados por las corporaciones y los gobiernos bajo el discurso del “desarrollo”; la
“democracia” y la “soberanía”, lo cual no es más que la apariencia de lo que en esencia son mecanismos del capital transnacional para justificar sus intereses de grandes ganancias en el menor tiempo posible, con la complicidad de los gobiernos que recurren
al “autoritarismo” para lograr tales fines. Los pueblos, a su vez, no tienen otro recurso más que organizarse y recurrir a la resistencia y a la defensa de sus territorios y bienes comunes. En este texto se analizarán diversos aspectos de estos procesos.