Descripción:
"En este estudio se muestra que, mediante una política dietética, el Estado mexicano se esmera en transformar los malos hábitos alimenticios de las clases bajas teniendo como modelo ideal el “bien comer”. A través de una exhaustiva revisión de fuentes escritas sobre el tema encontramos que las estadísticas confirman tanto un consumo, como una distribución desigual entre las diversas clases de las enfermedades relacionadas con una mala alimentación. Por un lado, el Estado defiende la libertad del consumidor y favorece la autorregulación del mercado de bebidas y alimentos, pero por el otro asume una política intervencionista para cambiar las prácticas alimentarias de los más pobres. Concluimos que la intervención institucional en materia de alimentación y salud se inscribe dentro de una lógica de acción civilizatoria basada en valores universales."