Resumen:
El presente trabajo analiza los mecanismos a través de los cuales se vincula la violencia y el “terrorismo” desplegado por un supuesto grupo insurgente, el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), que aparece por primera vez en marzo del 2008 en la escena pública nacional haciendo suyas las reivindicaciones campesinas, con la población rural del norte paraguayo. Esta vinculación generó en la opinión pública una percepción negativa hacia el pueblo campesino, cuya represión ha sido vista incluso como legítima. A la generación de esta opinión pública han contribuido los medios de comunicación que, de manera constante, han difundido un mensaje común, directo a veces y otras indirecto, que señala el ocultamiento de miembros del EPP en viviendas de habitantes campesinos y que éstos los “apoyan” en su supuesto emprendimiento revolucionario, a la vez que serían parte de la misma insurgencia o del cuadro logístico de la “guerrilla”. Esta construcción discursiva ha neutralizado al campesinado organizado en su cuestionamiento a un sistema productivo que acapara tierras, genera poca o nula fuente de empleo, acrecienta la pobreza y expulsa población, y que es parte de un modelo de desarrollo excluyente y desigual.