Resumen:
La aspiración y reivindicación de una mejor vida, de un “lugar” en la sociedad y la ciudad, es y ha sido históricamente una reivindicación de la base del movimiento de pobladores en Chile. Durante casi todo el siglo XX, la participación del mundo poblacional, entendida como expresión de soberanía ciudadana, contribuyó a controlar y a limitar el poder del Estado. La participación del movimiento de pobladores urbanos estimuló el desarrollo de una cultura de actoría y justicia social, pero sobre todo de inventiva en la lucha por ganar espacios a la ciudad. En esta aspiración por un lugar en la ciudad, los pobladores de este siglo XXI parecieran no diferenciarse de sus antecesores. Sin embargo, sus relatos dejan entrever tres elementos distintivos de lo que fueron los viejos actores populares de mediados del siglo XX. Uno, la debilidad de su adscripción de clase —obrera, popular— y la consecuente fragmentación de sus identidades; dos, la persistente aspiración a la igualdad, unos desde la equidad como principio de igualdad de oportunidades; otros desde la solidaridad como principio de redistribución hacia el que nada tiene; y tres, estrechamente ligado a los dos anteriores, una acción fragmentada que se debate entre la resistencia, la sumisión y, progresivamente, el estallido contra un Estado que los niega en el reconocimiento de sus derechos. Tal vez en estos tres grandes rasgos, considerando la tradición comunitaria y de lucha social, residan algunas de las características más importantes del mundo poblacional en el Chile actual.