Resumen:
La pobreza urbana en Chile durante la segunda mitad del siglo XX estuvo asociada en el imaginario colectivo a la imagen de lo que hoy se denominan los asentamientos precarios, campamentos irregulares conformados por casuchas de material liviano, sin servicios básicos (agua potable, luz eléctrica, alcantarillado), y unos pobladores que, como contrapartida a su miseria material, eran fuertes en solidaridad y organización. En la actualidad, y con especial fuerza a partir de la década de los noventa, esa imagen sufrió una transformación significativa: hoy la pobreza urbana suele ser sinónimo de villas construidas o financiadas por el Estado, conjuntos de viviendas producidas por las políticas habitacionales, en los que, si bien las personas cuentan con los suministros urbanos básicos, otros problemas sociales emergen o se agudizan. Este documento reflexiona sobre las características de esta nueva pobreza urbana y sobre las políticas habitacionales impulsadas por el Estado en los últimos quince años. Revisa los logros y los aspectos críticos de las estrategias implementadas por las autoridades en materia habitacional, y en particular uno de los programas sociales que emerge como una apuesta interesante de los últimos años: el programa Chile Barrio, cuyo objetivo era contribuir a la superación de la pobreza de los habitantes de asentamientos precarios, esencialmente a través del mejoramiento de su situación residencial.