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Título : La invención de la representación : el leviatán y la legitimidad del Estado moderno
Autor : Giraldo Jiménez, Fabio Humberto
Palabras clave : Estado;Soberanía;Derecho natural;Representación;Leyes naturales
Editorial : Medellín
Descripción : RESUMEN : En el camino de la legitimidad “Si de los gobiernos quitamos la justicia, ¿en qué se convierten sino en bandas de ladrones a gran escala? Y estas bandas, ¿qué son sino reinos en pequeño? Son un grupo de hombres, se rigen por un jefe, se comprometen en pacto mutuo, reparten el botín según la ley por ellos aceptada. Supongamos que a esta cuadrilla se le van sumando nuevos grupos de bandidos y llega a crecer hasta ocupar posiciones, establecer cuarteles, tomar ciudades y someter pueblos: abiertamente se autodenomina reino, título que a todas luces le confiere no la ambición depuesta, sino la impunidad lograda. Con toda finura y profundidad le respondió al célebre Alejandro Magno un pirata caído prisionero. El rey en persona le preguntó: “¿Qué te parece tener el mar sometido a pillaje?”. “Lo mismo que a ti – respondió– el tener el mundo entero. Sólo que a mí, como trabajo con una ruin galera, me llaman bandido, y a ti, por hacerlo con toda una flota, te llaman emperador”. San Agustín, La ciudad de Dios. El pasaje anterior en el que Agustín de Hipona se pregunta por la diferencia entre el poder que ejerce el jefe de una banda de delincuentes del que se ejerce en el marco de los Estados se ha convertido en un texto célebre para la historia del pensamiento político. Esta pregunta fue retomada por Locke doce siglos después, cuando casi en los mismos términos del teólogo de Hipona, se preguntaba por la diferencia existente entre la autoridad ejecutada por el líder de una galera de piratas de la ejercida por el líder del poder político. En la formulación de la pregunta, Agustín anuncia que la diferencia existente entre las dos formas de poder radica en la justicia. El poder del Estado sería o no justo dependiendo de su origen, es decir, dependiendo de la legitimidad de dicho poder. Esta pregunta por la justicia del poder político, pregunta que por su tono tiende a ser una objeción, objeción que, además, debe tener un carácter permanente para el pensamiento político, ha ido más o menos desapareciendo en los análisis contemporáneos sobre la política. Esto se debe fundamentalmente a dos razones, una de fondo y la otra de forma: la primera de ellas consiste en que tras la definitiva caída de las monarquías absolutas europeas en el siglo XIX, y la consiguiente adopción de la legitimación popular del poder político se ha tenido ya como superado el arduo problema de la legitimidad; la segunda razón es que, principalmente en el último siglo, se ha dado respuesta a la pregunta por la legitimidad del poder atendiendo a criterios concernientes al ejercicio de éste, es decir, se ha buscado la legitimidad teniendo como único punto de referencia la legalidad del poder. Este fenómeno, como lo han señalado de distintas formas autores como Norberto Bobbio y Leo Strauss, obedece fundamentalmente al auge del positivismo de principios del siglo XX que reduce el principio de legitimidad en el de legalidad, respondiendo a la pregunta por el origen del poder con el ejercicio de éste dentro de los límites fijados por el derecho. Así, en los recientes análisis sobre la política, dominados por la ilusión de la adaptación al método científico, ya no se pregunta por el por qué, sino sólo por el cómo.
URI : https://biblioteca-repositorio.clacso.edu.ar/handle/CLACSO/223919
Otros identificadores : http://hdl.handle.net/10495/25520
Aparece en las colecciones: Instituto de Estudios Políticos - IEP/UdeA - Cosecha

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