Red de Bibliotecas Virtuales de Ciencias Sociales en
América Latina y el Caribe

logo CLACSO

Por favor, use este identificador para citar o enlazar este ítem: https://biblioteca-repositorio.clacso.edu.ar/handle/CLACSO/124436
Registro completo de metadatos
Campo DC Valor Lengua/Idioma
dc.creatorYáñez Canal, Carlos-
dc.date2003-01-01-
dc.date.accessioned2022-03-25T17:29:13Z-
dc.date.available2022-03-25T17:29:13Z-
dc.identifierhttps://revistas.unal.edu.co/index.php/novum/article/view/95233-
dc.identifier.urihttp://biblioteca-repositorio.clacso.edu.ar/handle/CLACSO/124436-
dc.descriptionEn la cultura occidental moderna se ha comenzado a hablar del yo como lo que una persona tiene o es. Esto no significa que en épocas anteriores no existiera un sentido del sí mismo. Para comprender el fenómeno "yo", es necesario ponerlo respecto al tiempo, lo que nos hace apelar a los referentes históricos en la formación del yo y así identificar las ideas normativas fundamentales que nos conciben como agentes morales en nuestra realidad actual. El contenido de la identidad y su duración en el tiempo varían considerablemente según el tipo de sociedad o grupo al cual se refiere. No es difícil, por ejemplo, reconocer que en el pasaje de sociedad tradicional a sociedad moderno-industrial los procesos de identificación se transfirieron progresivamente del externo al interno de la sociedad. En una sociedad tradicional la fuente del dominio racional del sí mismo no radica en la interioridad, sino que reside afuera, en las ideas o en Dios. La desacralización de los fundamentos de la identidad traslada hacia la sociedad, hacia el actuar humano asociado, la fuente de los procesos de identificación: a medida que la identidad es reconocida como producto social, se crean las condiciones para una individualización de los mecanismos de atribución y de reconocimiento de la identidad: el origen mismo de la fuerza moral está en la interioridad del sujeto.1 En las sociedades tradicionales se habla de individuos abstractos, de una humanidad hecha de "hombres de carne y hueso" (S. de Beauvoir), presociológicos, de identidades adscriptivas.es-ES
dc.formatapplication/pdf-
dc.languagespa-
dc.publisherUniversidad Nacional de Colombia - Sede Manizales - Facultad de Administraciónes-ES
dc.relationhttps://revistas.unal.edu.co/index.php/novum/article/view/95233/79175-
dc.relation/*ref*/Charles Taylor. Fuentes del yo. Editorial Paidós, Barcelona, 1996. 2. Ver J, Habermas. El discurso filosófico de la modernidad. Editorial Taurus, Madrid, 1989. 3. Citado por José Antonio Marina. Crónicas de la uitramodernidad. Editorial Anagrama, España, 2000. 4. Los conceptos de premodernidad, modernidad y postmodernidad son asumidos en aras del principio de la unidad de la totalidad. Que giren alrededor de las modernidades precisamente por su carácter holístico. La realidad responde a infinidad de factores enmarcados en relaciones dinámicas que propician nuevos procesos. Por ejemplo, en la llamada premodernidad se pueden distinguir etapas que se insertan progresivamente en las siguientes: etapa mágica, etapa mítica y etapa dogmática (religiosa). Estos a su vez permanecen presentes en la modernidad. 5. Los griegos, según Taylor, no hablaban normalmente del agente humano como no autos, ni utilizaban el término en un contexto que pudiéramos traducir con el artículo indefinido, haciendo del yo el yo o de un yo. C. Taylor, obra citada. 6. Ese camino se hace claro en el modelo de dominio racional que presenta Descartes, en el que "plantea dicho dominio como una cuestión de control instrumental. Estar Ubre de ia ilusión que mezcla la mente con la materia es tener una comprensión de esta última que facilita su control. Asimismo, liberarse de las pasiones y obedecer a la razón es supeditar las pasiones a la dirección instrumental. La hegemonía de la razón ya no se define como la hegemonía de una visión dominante. Ahora se define en términos de la dirección del hacer humano que subordina un ámbito funcional". Charles Taylor. Fuentes del yo. Editorial Paidós, Barcelona, 1996. Pág. 16. 7. "Nuestras almas existían antes de que apareciesen bajo esta forma humana; y mientras estaban sin cuerpo ya sabían" (Platón). 8. Ver Ernst Tugendhat. Identidad personal, nacional y universal. Ideas y valores - Revista Colombiana de Filosofía. Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 1996, Número 100. 9. Rorty, al hablar del nacimiento de la epistemología moderna resalta el papel de Descartes y su invención de la mente como espejo interior. Richard Rorty. La filosofía y el espejo de la naturaleza. Ediciones Cátedra, Madrid, 1995. 10. Mientras que para Locke (como veremos más adelante) la persona es un término forense, orientado a indicar la relación de responsabilidad hacia el propio actuar, en Kant la caracterización de la persona pasa por la auto posesión, la unidad de conciencia manifestada en la mismidad y capacidad de razonar, las que unidas al carácter ético y a la consiguiente valoración de la libertad, la distinguen de la noción de individuo. 11. Hoy la palabra sujeto tiene una caracterización fuerte, es decir, acentúa el aspecto de autonomía de los individuos antes de la época moderna, sujeto designaba al ser humano en cuanto sometido o sumiso. Sujeto era la versión del latín subiectum, de subido, sometido. Hoy el sujeto señala un individuo como la fuente, unitaria, de una acción, o también de un acto mental. 12. Gerard Vitar. La identidad y la práctica en Manuel Cruz. Tiempo de subjetividad. Editorial Paidós, Barcelona, 1996. 13. Ver Michel Foucault. Tecnologías del yo. Editorial Paidós, Barcelona, 1995. 14. Ver en Charles Taylor. Fuentes del yo, el capítulo “La cultura de la Modernidad”. Religión. Editorial Kairós, Barcelona, 1998, Pág. 121. 15. Wilber al referirse al movimiento romántico, señala a un erudito de la época en que la aspiración fundamental de los románticos era un sentimiento unificado de la vida, "este sentimiento no puede circunscribirse a los límites de mi yo sino debe hallarse abierto a la gran corriente de la vida que Huye a través de él. Si ha de haber unidad en el yo... es esta corriente mayor, y no simplemente la corriente de mi propio cuerpo, la que debe unirse a la aspiración más elevada. Así, la sensación de nuestro yo debe formar parte de la sensación de la corriente superior de la vida que fluye a través de nosotros y de lo que nosotros lomamos parte; esta corriente debe nutrirnos no sólo tísica sino también espiritualmente". Ken Wilber. Ciencia y Religión. Editorial Kairós. Barcelona 1998. 16. Por ejemplo la teoría de la relatividad de Einstein, la teoría de incompletitud de Godet, el principio de indeterminación de Heisemberg, el inconsciente de Freud y Jung. 17. "Esta estética reconoce y describe un "sexto sentido", además de los cinco sentidos que sostienen clásicamente la percepción. Pero este "sexto sentido ’, que es la facultad de alcanzarlo bello, constituye ipso facto una tercera vía de conocimiento, aliado de la razón y de la percepción usual, para penetrar en un nuevo orden de realidades. Esta vía privilegia más la intuición por la imagen que la demostración por la sintaxis". Gilbert Durand. Lo imaginario. Ediciones del Bronce, 2000, Barcelona, Pág. 42. Asimismo, Durand sostiene que este sexto sentido se reconoce y describe en movimientos como el Prerromanticismo (Sturm und Drang), la etapa romántica del "arte por el arte", el perfeccionismo "parnasiano", la corriente simbolista en "la galaxia de las significancias..., el rumor de los dioses "y por último en el surrealismo de la primera mitad del siglo XX, llegando a ser definido por Bretón como el funcionamiento real del pensamiento. Obra citada. Páginas 43, 44. 18. Hay en el romanticismo, un reconocimiento de la significación espiritual de la gente y de las cosas ordinarias y en cuya transfiguración se manifiesta la alquimia. Las doctrinas metafísicas ejercen una gran influencia en muchos de los pensadores del movimiento romántico. Albert Beguin. El alma romántica y el sueño. Fondo de Cultura Económica, 1981, México. 19. “La luz interior es la que brilla en nuestra presencia ante nosotros mismos: la que es inseparable del hecho de que seamos criaturas con un punto de vista de primera persona. Lo que la diferencia de la luz exterior es precisamente lo que hace que la imagen de la interioridad sea tan importante: ilumina el espacio en el que yo estoy presente ante mí mismo". Taylor, Charles. Fuentes del yo. Editorial Paidós, Barcelona, 1996, Pág. 147. 20. Se plantea el retorno al contacto con el gran torrente que Huye a través de todo, y que también resuena en nosotros mismos. Así, la fuente de la “gracia" es identificada con la naturaleza interior. 21. Según Taylor, los conceptos que definen al romanticismo son la noción de una voz o pulsión interior; la idea de que la verdad se halla en nosotros, y en particular en los sentimientos. Obra citada, Pág. 389. "Lo primordial es la voz interior o, de acuerdo con otras variantes, el élan que Huye a través de la naturaleza y brota, inter alia, en la voz interior... En cualquier caso, es la lógica definitiva de una teoría de la naturaleza como fuente interior... Pág. 392. “El requisito de esta nueva filosofía de estar en sintonía con el impulso de la naturaleza se podría ver como otra demanda de amor: ahora el bien que hay que amar es la naturaleza que habla a través de uno mismo ". Pág. 393. Otro elemento que se relaciona con el ecológico es el feminismo. En el romanticismo la mujer es presentada como lugar de reconciliación y síntesis. 22. “...el periodo romántico desarrolló su particular concepto del símbolo. El símbolo, a diferencia de la alegoría, proporciona la forma del lenguaje en la que algo, que de otra forma supera nuestro alcance, puede hacerse visible... el símbolo permite que lo que está expresado en esa realidad penetre en nuestro mundo. Es el lugar para una manifestación de aquello que de otra forma permanecería invisible'’ Taylor, obra citada, Pág. 400. 23. La filosofía perenne. “Esta expresión fue acuñada por Leibniz, pero la cosa - la metafísica, que reconoce una Realidad divina esencial para el mundo de las cosas y vive en las mentes; la psicología, que halla en el alma algo similar o idéntico a la Realidad divina; la ética, que pone el fin del hombre en conocimiento del fundamento inmanente y transcendente de todo el ser-, la cosa es inmemorial y universal". Aldous Huxley. La filosofía perenne, Pág. 63 en: John White. Qué es la iluminación. Kairós Psicología, 1989, Barcelona. 24. “...se establece progresivamente una revaluación positiva del sueño, del ensueño, incluso de la alucinación -y de los alucinógenos, cuyo resultado fue... “el descubrimiento del inconsciente". Giibert Durand. Obra citada, Pág. 53. 25. Nos recuerda la idea contemporánea del aspecto holístico del universo, explicado a través de los conceptos de plegado desplegado, Implicado-explicado y la concepción de la conciencia en un proceso de cambio llamado holomovimiento, que es la base de todo, de todo lo que es. "La totalidad puede describirse sin embargo como inmanencia y trascendencia, en un sentido, y como ni inmanencia ni trascendencia en otro, por estar más allá de la posibilidad de describirse". Renée Weber. El físico y el místico, conversación con David Bohm, en Ken Wilber. El paradigma holográfico, Pág. 211,212. Ver también John P. Briggs y F. David Peat. A través del maravilloso espejo del universo. Gedisa editorial, 1989, España. 49 Esto ha sido llamado expresivismo subjetivista. Es un conjunto de ideales que proceden del expresivismo romántico y cuyos objetivos son la autoexpresión, la automatización, la autosatisfacción y la autenticidad. Muchas veces esto se halla ligado a la esperanza de lograrlo a través de la terapia, lo que implicaría la abdicación de la autonomía. Ver Robert Castel, La gestión de los riesgos. Editorial Anagrama, Barcelona, 1984. A.V. La sociedad psiquiátrica avanzada. Editorial Anagrama, Barcelona, 1980. Robert Bellah y otros. Hábitos del corazón. Alianza Editorial, Madrid, 1990. Alasdair Macintyre. Tras la virtud. Editorial Cátedra, Madrid, 1991. 26. “La vida buena termina por consistir en la perfecta fusión de lo sensual y lo espiritual, allí donde se experimentan las satisfacciones sensuales como algo de significación superior". Taylor, obra citada, Pág. 394. 27. En ese sentido, y en el marco de la benevolencia y de la solidaridad, se tiende a disolverla distinción entre lo ético y lo estético. "Cuando la ética comienza a definirse en términos de sentimientos es más fácil que se fundan las líneas”. Taylor, Pág. 394. 28. “El espejo “microcosmiza": concentra en símbolos de luz signos de materia... El espejo es el microcosmos y el instrumento del esoterismo. El espejo suprime la dimensión material, refleja, piensa en espejo, en una sola dimensión, la de la luz. Suprime el yo, hace que regrese y no se da como sombra, se considera como imagen". Pierre A. Riffard. ¿Qué es el esoterismo? Editorial Diana, México, 2000, Pág. 236. 29. Es lo que hace que, más allá de la representación, la contemplación estética alcance la contemplación mística. Michel Maffesoli. La contempiazione dil mondo. Costa & Notan, Genova, 1996, Pág. 39. 30. Véase Max Weber. La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Ediciones Península, Barcelona, 1975. 31. "Conocemos sólo una única ciencia, la ciencia de la historia". "La historia es nuestro Uno y Todo". Carlos Marx y F. Engels. Werke III. Otsberlin, 1956-1968. J. Ritter (ed.), citado por Raimon Panikkar. La intuición cosmoteándrica. Editorial Trotta, 1999, España. 32. Proceso que, como vio Marx, se acentúa con el desarrollo del capitalismo y de la burguesía. 33. Esto será desarrollado más extensamente en el capítulo la identidad personal como construcción social. 34. George Ritzer. Teoría Sociológica Contemporánea. McGraw - Hill Madrid, 1993. 35. Itinerario intelectual iniciado por Hegel con su concepto de un espíritu que se despliega en la historia. Con Marx, todas las formas de individualismo piensan el sujeto como desprendido de la sociedad y la historia; pero en realidad la sociedad es constitutiva para el sujeto, de modo que hay que remitir éste a aquélla. Desde Marx se va hasta Adorno, pasando por el positivismo y el estructuralismo. 36. Jorge Larraín Ibáñez. Modernidad, razón e identidad en América Latina. Editorial Andrés Bello, Chile, 1996. 37. Combina la democracia con el industrialismo, la educación generalizada, la ampliación de los mercados y las organizaciones burocráticas. 38. Es el reino de la racionalidad y racionalización. Tiene un profundo sentimiento de autoconfianza y de superioridad en la negación de otros que aparecen como inferiores o subdesarrollados, a la vez que se convierte en el punto de referencia de lo sucedido y por suceder. 39. Lo efímero y transitorio, lo contingente y fragmentario se hace paso en una experiencia permanente de movilidad y cambio social. 40. Giddens los llama sistemas abstractos: sistemas simbólicos y sistemas expertos. Consecuencias de la modernidad. Alianza editorial, Madrid, 1994. 41. “Vida no como la entiende la Biología (este es más un constructo de esta ciencia moderna), sino como manifestación permanente del ser en devenir; como movimiento en la diversidad, como flujo infinito de formas de existencia; como manifestaciones del espíritu (siguiendo un poco a Hegel) que van desde lo tangible hasta lo intangible, desde lo preexistente al hombre, hasta lo creado y recreado por el ser humano y por otras fuerzas creadoras; vida que comprende lo sagrado y lo profano, la diversidad de fuerzas, la dialéctica de los contrarios, la psiquis y la physis en su tejido permanente, complejo y bello”. Ana Patricia Noguera de Echeverri. Escisión y reconciliación. Universidad Nacional de Colombia, sede Manizales. 1998. 42. Michel Maffesoli. La contemplazione dil mondo. Costa & Notan, Génova. Italia, 1996. 43. En este sentido vale la pena señalar a pensadores comunitaristas como Macintyre, Sandel y Walzer. Michei Maffesofí, ya mencionado, cuyo resurgir dionisíaco se centra en nuevos tribalismos. Capra, que desde una visión holística, asume y resalta la importancia de la interdependencia de los fenómenos naturales y del valor de las diferencias. 44. Scott Lash y John Urry. Economías de signos y espacio. Amorrortu Editores, Argentina, 1998. 45. Rosa María Rodríguez Magda. El modelo Frankenstein. Editorial Tecnos, Madrid, 1997, Pág. 52. 46. Raimon Panikkar. Culto y secularización. Marova, Madrid, 1979. 47. Como lo señalan Lash y Urry, de ello dan cuenta la proliferación de nuevos movimientos religiosos, la renovación de la religiosidad popular, los movimientos por la paz, la no violencia, el regreso a la tierra, el desarme, la ecología, etc. 48. Raimon Panikkar. La intuición cosmoteándrica. Editorial Trotta, Madrid, 1999.-
dc.rightshttps://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0es-ES
dc.sourceNOVUM; Vol. 10 No. 27 (2003); 27-44en-US
dc.sourceNOVUM; Vol. 10 Núm. 27 (2003); 27-44es-ES
dc.source2357-4933-
dc.source0121-5698-
dc.subjectcultura occidental modernaes-ES
dc.subjectsociedades-ES
dc.subjectDioses-ES
dc.subjectlingüísticaes-ES
dc.subjectsujetoes-ES
dc.titleLa identidad personal en el tiempoes-ES
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/article-
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/publishedVersion-
Aparece en las colecciones: Facultad de Administración. Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales - FA/UNAL-Manizales - Cosecha

Ficheros en este ítem:
No hay ficheros asociados a este ítem.


Los ítems de DSpace están protegidos por copyright, con todos los derechos reservados, a menos que se indique lo contrario.