Descripción:
La espacialidad del noroeste de México da cuenta del proceso histórico de imaginar los territorios y de las estrategias para ocuparlos por medio de la construcción de límites, fronteras y jurisdicciones respecto al control del territorio y la población residente. De esta manera, hasta nuestros días se ha configurado una geografía de la conquista sostenida por el despojo de bienes naturales y la explotación de grupos políticamente vulnerables. Ocurre con el pueblo indígena yaqui en Sonora, quienes a través de luchas sangrientas contra el gobierno colonial y mexicano han hecho valer su derecho a existir y poseer una porción de la tierra heredada por sus ancestros desde tiempos antiguos. Sin embargo, la construcción de proyectos de infraestructura por grupos políticos y empresariales regionales ha desviado el agua fuera del territorio yaqui para satisfacer las necesidades de reproducción del capital. Esta situación genera un espacio hidropolítico caracterizado por tensiones y conflictos en donde la apropiación del agua por parte del capital produce una espacialidad de barbarie, caracterizada por la violencia y el despojo a los yaquis.