Bahía Blanca, como tantas otras poblaciones, acompañó sus procesos urbanos y prácticas urbanísticas
simbolizando lo que la ciudad aspiraba a ser, según discursos dominantes urdidos entre lo real y lo
imaginario. Es dable sugerir un cruce analítico a partir de la grandilocuencia de algunas denominaciones
referidas al hecho urbano. Una sucinta revisión podría conducirnos desde el origen del poblado con la fundación de la Fortaleza Protectora Argentina (1828), ese fuerte que era bastante débil porque estaba construido en barro y tendía a desmoronarse. El apelativo, que habría estado próximo a una utopía, ejemplifica retóricas que circularon también cuando el capital británico provocaba una explosión urbanística hacia fines del siglo XIX.
Fil: Saus, María Alejandra. Universidad Nacional del Litoral. Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo; Argentina.