En el fondo de este libro subyace no tanto una teorÃa sobre el sexo propiamente dicho cuanto una apuesta por una disposición sexual libre, centrada en la acción y, por tanto, con implicaciones éticas y polÃticas. Michel Onfray no ha tratado el erotismo con la penetración literaria de Bataille, ni ha reseñado las formas de la sexualidad como Foucault, pero ha aprovechado las lecciones de ambos. Su intención ha ido dirigida a promover un tipo social de eros que se desprenda de las múltiples trabas a las que el cristianismo y la sociedad normalizada lo tienen sometido.
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