Descripción:
Durante los años 90, en Latinoamérica, se llevaron a cabo procesos de reforma judicial tendientes a dotar de independencia y autonomía al poder judicial frente a los poderes representativos del Estado, al tiempo que se consolidan regímenes de democracia mayoritaria. El diseño constitucional implementado - basado en el sistema de frenos y contrapesos - correspondía a un modelo exógeno de división de poderes que no necesariamente respondía a las condiciones endógenas de los países de la región. En el presente artículo se realiza un análisis de los modelos de separación de poderes de origen europeo y americano y del lugar, subordinado o independiente, que otorgan al poder judicial frente a la aplicación concreta en el caso particular de América Latina produciendo lo que se ha dado en llamar la judicialización de la política.