Aun cuando la garantía de la calidad de la enseñanza y el aprendizaje ha adquirido una envergadura internacional, hasta el punto que puede hablarse de un vocabulario compartido sobre la materia, las diferencias entre los sistemas nacionales son mucho más profundas de lo que podría parecer en un primer momento. Esta es la razón principal por la que resulta pertinente echar un nuevo vistazo al modelo europeo. En este artículo se dará cuenta de los problemas que le afectan - muchos de los cuales son compartidos por terceros países - y cuáles son sus principios constitutivos. A partir de aquí, y con la mirada puesta en su efectiva y adecuada implantación en las diversas titulaciones, se defenderá la necesidad de un modelo mixto, en el que el compromiso institucional con la calidad de la enseñanza confiera un papel relevante a los sistemas de garantía interna de la calidad de los centros educativos.