Descripción:
L a crisis alimentaria de 2008 evidenció el fracaso del modelo agroalimentario mundial. En México, la pobreza asociada con las limitaciones alimentarias rebasa los 27 millones de per - sonas (Coneval, 2013). Las causas se encuentran en una política que ha desarticulado la pro - ducción de granos básicos con la de abasto; la alimentación de la población más pobre, busca enfrentarse a partir de programas de ayuda y transferencias condicionadas. El texto parte del supuesto de que el programa Oportunidades (hoy Prospera) y la Cruzada contra el hambre, no han logrado reducir la pobreza de los últimos años, precisamente por su enfoque asistencial y el énfasis en garantizar el acceso a los alimentos. En ese sentido, se configura una nueva tendencia en el discurso y la política de la seguridad alimentaria: extrapolar el problema alimentario, reducirlo al hambre para ahí focalizarlo y, con ello, disminuir las transferencias hacia aquella población en extrema situación y legitimar los proyectos neoproductivistas. Estas intervencio - nes de carácter técnico, no están exentas de contradicciones, pues frente a decisiones ajenas a las prácticas socioalimentarias, los actores en juego expresan distintos mecanismos de resistencia que van desde la disuasión, hasta la acción organizada.