Descripción:
L a modernidad como proyecto político de la constitución del Estado-nación contenía los deseos de superación de la humanidad como producto de la ruptura con el mundo mágico de la religión y la afirmación de la autonomía de la sociedad y del individuo. Este largo proceso implicaba proyectos, algunos alcanzables y otros, como un deseo a realizar, es decir, como una utopía. Bolivia, uno de los países más pobres de América Latina, ha surgido en los inicios del siglo XXI a una realidad diferente, inédita, de ver como primer mandatario a un líder sindica - lista de origen indígena, lo cual ha abierto nuevos horizontes políticos, económicos, sociales, culturales y nuevas relaciones intra e interculturales. Un horizonte pleno de utopías logradas que nos ayudan a vislumbrar nuevas realidades, y otras en proceso de realizar, como el buen vivir , que parece ser una de las utopías más poderosas en el mundo andino, en medio de un capitalismo reaccionario que hace dudar sobre las posibilidades de superar los límites internos del buen vivir en un país cuya economía reside en la industria extractiva y en los energéticos: un país de la utopía.