Descripción:
El levantamiento chiapaneco del primero de enero de 1994 descencadenó la movilización de varios sectores de la sociedad mexicana. Del repudio unánime a la guerra nació un amplio movimiento ciudadano y popular que -sin compartir los medios tácticos de la lucha armada- convergió con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en sus aspiraciones sociales y políticas: la lucha por la democracia, la justicia y la libertad. Por ser él, resulta pertinente calificarlo con el término de neozapatismo civil. Si sumamos a este conjunto de movilizaciones ciudadanas y populares el propio zapatismo armado - advirtiendo su carácter «socio-políticomilitar »- obtendremos el neozapatismo en su sentido más amplio. Otra forma de entender el neozapatismo -que desarrollaremos en la presente reflexión- es como un proceso dinámico constituido por una pluralidad de intereses, voluntades e identidades, que lo inscriben dentro de un campo de contradicciones y de tensiones no resueltas. Como primera premisa podemos apuntar que el neozapatismo no es ni homogéneo ni mucho menos monolítico, sino que, como lo mostraremos a continuación, tiene una naturaleza multifacética, polisémica y fluídica.