Descripción:
Este trabajo busca destacar la diferencias entre los conceptos político, política y cultura política, con el fin de arribar a la imposibilidad de situar el clientelismo en el lugar vacío, instituyente y discursivo donde se ubica lo político; de este modo, también resulta más claro vislumbrar la distancia entre el clientelismo y las relaciones de poder. Si el clientelismo es una cultura política, es necesario agregar que opera, a la inversa, inhibiendo y ahogando la política. El clientelismo funciona a través del control de recursos y la distribución de privilegios entre los próximos; cuando se le ve como intercambio recíproco, teñido de valores morales como la lealtad y la solidaridad, se remite a la clásica tipología histórica que opone comunidad y sociedad moderna. Esta perspectiva resulta insostenible a la luz de la propuesta de Roberto Esposito.