Descripción:
El poder es un fenómeno multidimensional; incluso restringiendo nuestras consideraciones a la esfera económica, es decir, mercados y organizaciones, debemos reconocer al menos tres fuentes de poder: posesiones, autoridad y calificación; esto es, poder sobre (o a través, o con base en) los medios de producción (la materia del sistema económico), trabajo (su energía) y el conocimiento (información); o digámoslo capital económico, social y cultural. Sin importar la justificación (o no) de cualquier crítica al poder económico y social (a la propiedad y autoridad, al capital y al Estado), el radicalismo de los maestros e intelectuales en tanto no esté acompañado por una crítica a la par o incluso más fuerte al poder cultural (calificación, división del trabajo), deberá ser considerada más como una reflexión de (no tanto en) la incongruencia del estatus que como posición crítica. Esto debe ser especialmente enfatizado al tiempo que entramos en una economía informacional y en una sociedad del conocimiento, donde la largamente aguardada utopía platónica, una aristocracia de conocimiento, podría ponerse en práctica pero también revelarse como más antiigualitaria que cualquier estratificación del pasado en la sociedad abierta.