El PBI es un indicador económico. Varios elementos históricos y políticos lo convirtieron en una herramienta con la cual se evalúa el nivel de desarrollo de los países. Además se lo utiliza para considerar cuestiones relativas a la asignación de recursos y la ayuda internacional. El PBI falla como traductor del nivel de desarrollo, pero también tiene otras falencias de carácter técnico. Los defensores de su uso destacan, por un lado, que el indicador no se propone medir el desarrollo, por lo que no debe ser criticado en ese aspecto. Para algunos, el PBI puede mostrar una potencialidad de desarrollo por cuanto la dimensión económica se relaciona con otras dimensiones del desarrollo. Por otro lado, señalan que el indicador se ha corregido a lo largo de las décadas y ha incorporado varias de las críticas que se le han hecho.