Resumen:
En contravía de la perspectiva de Walter Benjamin en su fragmento sobre el ángel de la historia y recurriendo a Marcel Proust, Paul Klee y Antoine Watteau, este texto argumenta en favor de otro uso del pasado, característico de la modernidad. En ésta, desprovista la religión de la posición del orden superior y exterior a la sociedad (M. Gauchet), la historia ejerce el papel de proporcionar a los individuos elementos para localizarse en el mundo, mas a partir de las múltiples situaciones de donde proviene. Surge así, según Gadamer, la consciencia histórica, que implica la inflexión decisiva en la dirección de una percepción de que los hombres se encuentran condicionados por las circunstancias y gobernados por preconceptos. Es tal la concepción que vuelve viable pensar la convivencia con el otro, la comprensión mutua, y hasta la propia democracia. A pesar de todo, el proceso no pasa por un método, a la manera cartesiana, mas, sí, por diferentes experiencias hermenéuticas de la realidad.