Resumen:
La incorporación de la interculturalidad es un paradigma necesario en las nuevas políticas de desarrollo, en ello convergen destacados acuerdos internacionales y regionales como la Agenda 2030 para los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el Consenso de Montevideo y la Convención de la UNESCO sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales. La Agenda 2030 sostiene que se requiere “un mundo en el que sea universal el respeto de los derechos humanos y la dignidad humana, el estado de derecho, la justicia, la igualdad y la no discriminación; donde se respeten las razas, el origen étnico y la diversidad cultural y en el que exista igualdad de oportunidades para que pueda realizarse plenamente el potencial humano y para contribuir a una prosperidad compartida” (ONU, 2015); asimismo, en la primera reunión de la Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo de América Latina y el Caribe, mediante el Consenso de Montevideo, se acordó como parte de las acciones establecidas para lograr las medidas prioritarias, “aplicar un enfoque de derechos humanos con perspectiva de género e intercultural en el tratamiento de los asuntos de población y desarrollo” (CEPAL, 2013).