Descripción:
El autor expone que magia, ciencia y religión no son esferas separadas de la actividad humana, sino que comparten un origen común. No podrÃa ser de otra manera si provienen de la misma fragua, el cerebro humano, y probablemente por el mismo motivo: controlar el entorno cambiante que nos rodea.
Cada actividad de las tribus estudiadas tiene asociado un ritual. AsÃ, antes de plantar la cosecha o de fabricar una barca hay una serie de pasos mágicos que hay que realizar. Pero esto no quiere decir que se confie exclusivamente en el ritual para conseguir el éxito; el ejecutante sabe que sin aplicar los conocimientos adquiridos -podrÃamos llamarlos tecnológicos- la magia no sirve para nada. También que las actividades más sujetas a la fortuna son las que tienen más rituales o en las que éstos tienen más importancia. Haciendo un paralelismo con nuestros dÃas no deja de sorprender que las profesiones que más dependen de la suerte -actores, toreros, futbolistas- tienen también más supersticiones.