Onfray reivindica un ateÃsmo que no se defina sólo en negativo, sino que se presente como una postura nueva y positiva respecto a la vida, la historia y el mundo. La ateologÃa debe en primer lugar enunciar una crÃtica robusta y definitiva contra los tres monoteÃsmos principales, para después presentar un decidido rechazo a la existencia de lo trascendente y finalmente promover, después de milenios de negligencia, un interés por â nuestro único bien verdadero: la vida terrenaâ , el bienestar y la emancipación de los cuerpos y las mentes de mujeres y hombres. Algo alcanzable solo a través de una descristianización radical de la sociedadâ .
En «Tratado de ateologÃa», Onfray trata al mismo nivel a los tres monoteÃsmos dominantes: el cristianismo, el judaÃsmo y el islam, porque según el autor, «se parecen y tienen en común el odio hacia la mujer, hacia la razón, hacia la ciencia, la inteligencia y la libertad del cuerpo y el pensamiento».
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