Publicar en la España del año 1967 un libro sobre marxismo que no sea convencio-nal, está muy lejos de ser una tarea fácil. Por una parte el autor, en cuanto moralista, tiene que responder a lo que, justificadamente, se espera de él, y no puede defraudar las razonables expectativas del lector. Esto significa que el libro ha de ser comprometido. Pero esta palabra, â compromisoâ posee en castellano, a diferencia de lo que ocurre en otras lenguas, tres posibles sentidos que nos conciernen. Lo que de verdad querÃa decir cuando empleaba antes la expresión, es que, al escribir este libro, libremente me com-prometo. Pero, ¿hasta qué punto? Aquà y ahora, engagement â que es la traducción de este primer sentido de â compromisoâ â no es sinónimo de â afiliaciónâ . A través del libro todo, hablaré no como hombre de partido â que no lo soyâ , sino como intelectual que preserva celosamente â morbosamente mejor, dirán quienes tienen la pasión de enrolarseâ mi independencia.
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