Descripción:
Este lema provocativo: “¿Quién se adueña del pasado: elhistoriador, o el novelista?”. Pocos estudiosos se han ocupado tanto y tan brillantemente del pasado en la Argentina, como Gregorio Weinberg. Y ninguno ha tenido la inmensa generosidad intelectual de consagrar años de su vida a una empresa como la colección “El pasado argentino”, que brindó a tantos estudiantes lo mejor de la producción literaria, filosófica e histórica de nuestras letras, que reeditó textos inhallables y exhumó autores desaparecidos. La pregunta convocante me parece un falso dilema: nadie puede “adueñarse” del pasado, ni los historiadores, ni los novelistas, ni los psicoanalistas siquiera, aunque muchos de ellos seguramente lo desearían. En todo caso, los narradores/as argentinos de estas últimas décadas, que nos hemos volcado con particular interés a la ficcionalización del pasado nacional -y en ese sentido nos cruzamos en el camino de los historiógrafos- vemos los mismos hechos desde un ángulo no rival, sino complementario, y conviene recalcarlo, con distintos fines.