Resumen:
En los últimos años, en Colombia, hemos sido testigos del resurgir de la movilización social con una significativa participación juvenil. Las marchas en contra de todo tipo de violencias, la reactivación y acción del estudiantado agrupado en la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE), la masiva movilización en Bogotá del 9 de abril de 2013 por la paz con justicia social, o el paro nacional agrario que colapsó el país con momentos álgidos de protesta los días 29 y 30 de agosto del 2013, constituyen tan solo algunos ejemplos. Además de esto, hemos visto la incidencia en los procesos de movilización social y en la arena política, de nuevos movimientos de convergencia como la Marcha Patriótica, el Congreso de los Pueblos, el Movimiento Nacional de Crímenes de Estado (Movice) o en los últimos meses el Frente Amplio por la Paz1, que se suman a las diversas expresiones de descontento y acción colectiva en contra de la guerra, la gran minería, la injusticia social, la exclusión, los tratados desiguales, la corrupción política, la impunidad, la concentración de poder político, económico y mediático, entre otros.