Resumen:
Para quienes de, alguna manera, apostamos la vida por una causa de humanidad, un día de cualquier época echamos a andar en procura de ese horizonte. Nos dispusimos a caminar por un camino que ya nos antecedía, porque otras y otros lo fueron demarcando en el tiempo, mientras andaban en procura de su causa, su sueño y su horizonte. Entonces, el camino es símbolo de muchas historias hermanas. El camino es metáfora, es motivo literario y es espejo de la existencia humana. No se trata de la historia de los vencedores, de quienes la imponen como única verdad y única historia. Se trata, en cambio, de las historias de hombres y mujeres que luchan por otros mundos posibles y humanos. Historias anónimas, relegadas, estigmatizadas, negadas, condenadas y sepultadas de quienes han sido empujados (as) a sobrevivir y morir en el reverso de los mundos; en la opresión y represión de los Estados; en la exclusión de las sociedades; en la marginalidad de las Iglesias; en el anonimato, sin nombre, sin identidad y sin vida. El camino es proceso en cuanto revela las huellas de la humanidad caminante. Así lo fui comprendiendo, viviendo e interpretando desde la condición de un niño campesino; luego un joven y después un adulto mayor. Sobre él vamos fijando nuestras pisadas, y al ir avanzando, van quedando marcadas.