Resumen:
La presente investigación tuvo como objetivo principal, estudiar las relaciones entre temperamento de una muestra de niños de 1 año de edad y las expectativas y prácticas de crianza de sus padres (265) y a su vez las relaciones de ambas con la respuesta al estrés de los niños en una submuestra de la anterior (59) Teniendo en cuenta que durante los primeros años se configura la respuesta al estrés como respuesta a la interacción entre lo genético (temperamento) y el ambiente (especialmente la crianza), uno de los focos de esta investigación fue identificar tanto los factores de vulnerabilidad biológica como los elementos de la crianza que favorezcan la autorregulación de la respuesta al estrés (reactividad adrenocortical). Las dimensiones que se consideraron para evaluar el temperamento son extroversión, afectividad negativa y regulación. En cuanto a los padres se evaluó las expectativas, practicas disciplinarias y prácticas de cuidado. La investigación se inscribe dentro del enfoque empírico analítico. El estudio es de tipo descriptivo correlacional, de corte transversal. En la primera parte se describen las relaciones entre temperamento y crianza. En la segunda parte se abordan las asociaciones entre la respuesta al estrés (reactividad adrenocortical), el temperamento y las expectativas y practicas de crianza. Se utilizaron los siguientes instrumentos dirigidos a padres: Escala de Comportamientos para Madres y Padres con Niños Pequeños (ECPM), Cuestionario de Conducta Infantil Revisado (IBQ-R) y los niveles de cortisol en saliva pre y post-estresor. En esta muestra, no se encontró correlación entre las variables de temperamento y crianza. Se da una interpretación de este hallazgo a la luz de la teoría de la bondad del ajuste. En cuanto a la respuesta al estrés (reactividad adrenocortical), un aspecto relevante es que se encontró asociada con la variable prácticas disciplinarias (R=0,31). Esto es significativo teniendo en cuenta la alta utilización del castigo físico y verbal en nuestro medio y aporta evidencia adicional a la importancia de que las políticas publicas y los programas de formación de padres fortalezcan los enfoques de disciplina positiva no violentos, que permitan promover una mejor autorregulación de la respuesta al estrés y de esta manera un mejor desarrollo y salud de los niños.