Descripción:
Cuando los seres humanos aparecemos en el planeta, lo hacemos bajo la dinámica de la evolución, recibiendo de la animalidad una estructura corporal y vital que nos lleva a participar de lo positivo y negativo de la misma. Sin duda alguna, la gran herencia que recibimos de dicha animalidad precedente es la de
poder gozar de dos cerebros que, en primer lugar, van a mantener la vitalidad de todo el organismo y van a coordinar el manejo de los instintos (cerebro reptílico), al mismo tiempo que van a disfrutar de las emociones que todo lo anterior provoca (cerebro límbico).