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La expresión “madurez afectiva” se toma frecuentemente como sinónimo de madurez total. En el curso de Afectividad y Sexualidad en la Vida Religiosa se abordará en sentido especifico, como un componente de la madurez plena, que tiene la función de integrar el nivel afectivo- sexual en la dinámica global de la personalidad y del amor celibatario. En este sentido incluye todo lo que se refiere a la afectividad: la estabilidad emocional y la capacidad de una sanas relaciones interpersonales. Así mismo por ser la madurez el resultado de una constante dinámica interior y búsqueda de equilibrio nunca conseguido del todo; exige la aceptación y la centralidad de la sexualidad, por ser un valor positivo que se propaga en todas las direcciones de la vida.