Descripción:
El presente artículo maneja la hipótesis que el arte y los procesos culturales pueden ser un escenario propicio para la reparación a las víctimas del conflicto armado colombiano, para ello se parte de una experiencia particular, el Carnaval de Negros y Blancos que se juega en el departamento de Nariño, encontrando que hay elementos claves para poder iniciar procesos de reconstrucción colectiva a través de las prácticas y singularidades propias de esta experiencia social, tales como son el encuentro con las alteridades y la apropiación de elementos del común social, como son el permiso para poder iniciar la fiesta, la invitación al juego y la asimilación de la fiesta como un proceso de purificación que permite reconocer en el otro la posibilidad del ejercicio de encuentro.