Cristo es la única justicia que puede salvarnos. Él es el único fin y anhelo de todo hombre que busca justicia para él y para los demás. Él es el único que puede justificarnos. De la profundización en su misterio brotarán las diversas realizaciones de la justicia que el mundo necesita. Todo intento de hacer justicia al margen de Jesucristo resulta estéril. Este el segundo de dos artículos que forman parte de un estudio teológico que aborda la cuestión de la justicia. Después de haber introducido en el artículo anterior los presupuestos  teológicos para la búsqueda de la justicia desde una fe que busca comprender, en este texto se ofrece una visión cristiana de la justicia a la luz de Cristo y su acción salvadora. En primer lugar, se considera la mediación de Cristo como condición de posibilidad para participar plenamente de la vida de Dios, incluida su justicia. En segundo lugar, se atiende al significado salvífico de Cristo y de su justicia. En tercer lugar, se reflexiona sobre el modo que en que la justicia divina actúa y transforma al ser humano y su realidad. Por último, se proponen algunos énfasis para la vida cristiana que surgen como consecuencia de haber sido alcanzado por Cristo.