Descripción:
Solo con la fuerza que el Espíritu nos comunica, con la cual nos santifica y nos consagra para la misión, nos convertimos en anunciadores de la salvación a todo el mundo, porque con esa fuerza, anunciaremos con la vida, en comunidad con otros y en Misión compartida la resurrección de Cristo y el camino que Él ha trazado.