Resumen:
El presente artículo se pregunta acerca de la manera en que se legitima discursivamente el ejercicio de la violencia política. Partiendo de la idea de que la alteridad forma parte de la manera en que se construyen las identidades, se estudian los adversarios y los enemigos como potencialidades del otro. Un análisis discursivo de algunos de los principales teóricos y prácticos de la Doctrina francesa, como manera de interpretar la guerra en términos ideológicos y no territoriales, permite comprender la manera en que se explican y justifican ciertas prácticas violentas en contra del enemigo político. La comprensión de la subversión como una enfermedad letal, susceptible de extenderse por el cuerpo social y acabar con las células sanas, plantea con una enorme simplicidad la bipolaridad geopolítica propia de la Guerra Fría. Los testimonios consultados plantean un problema, una solución, y un único agente con la capacidad de llevarla a cabo –las fuerzas armadas–; además, exponen la necesidad de sacrificar parte del cuerpo enfermo con el objetivo de salvar al conjunto de la sociedad.