Descripción:
El espacio público y el lenguaje parecen unidos por un vínculo indisoluble si se los quiere considerar desde el punto de vista de la democracia. La filosofía, de Platón a Marx, no piensa en restaurar la actividad política sino realizando la filosofía, proyectando en la historia y en la empiria la idea de una lógica y de una verdad separada de la acción, que procede de un olvido de la acción y, por tanto, de una degradación de la política. A partir de esto, en este texto se cuestionará el campo agonístico de la filosofía política en Francia, que cristaliza especialmente sus apuestas –explícita o implícitamente– en esta referencia a Hannah Arendt y a su rechazo al califcativo de filósofa.