En su afán por mantener la hegemonía, los Estados Unidos, desde sus preceptos comunicativos, defienden el uso de la información con fines desestabilizadores mediante la influencia en el subconsciente, con el objetivo de tergiversar la realidad social, a la par que impiden, a través del desarrollo de sus consorcios corporativos, la creación del necesario Nuevo Orden Mundial. Lo sucedido con la Operación Militar Especial de Rusia contra Ucrania, desde el subconsciente del ciudadano promedio estadounidense, no se relaciona en forma alguna con la guerra que, desde los propios Estados Unidos y la OTAN liderada por el mencionado imperio, llevan a cabo desde hace años contra Rusia. Lo anterior sucede porque sistemáticamente se apela desde la raíz monopólica del actual ámbito comunicacional al uso de la desinformación, a la Posverdad entre sus herramientas más comunes. Impedir el avance económico y comercial de China está en el precepto estratégico de los Estados Unidos, y frente a ello nuevamente es imprescindible la conformación de un Nuevo Orden Mundial, tal y como aspiran los países que defienden el accionar del G-77.