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dc.contributor.author Montes y Bradley, R. E.
dc.contributor.other Florio, Sabina
dc.contributor.other Blaconá, Cynthia
dc.coverage.spatial Argentina
dc.date.accessioned 2024-03-06T19:18:02Z
dc.date.available 2024-03-06T19:18:02Z
dc.date.issued 2021
dc.identifier.isbn 978-987-86-8818-3
dc.identifier.uri https://biblioteca-repositorio.clacso.edu.ar/handle/CLACSO/250221
dc.description.abstract Son escasos los recuerdos que atesoro del hombre cuya impronta acabó forjando dos generaciones. Ricardo-Ernesto para mí, don Juancito para Virginia Picot, que ya entonces desafiaba las convenciones no acarreando con el nombre de familia de su esposo. Cada palabra, cada nombre y designación tenía para R-E una identidad propia. Su tesón de cruzado-alfabetizador no dejaba de agobiar a sus sobrinos nietos. En cierta oportunidad, al descender de un ascensor, le advertimos que tuviera cuidado con el escalón, a lo que él insigne respondió diciendo no ver escalón alguno, sino peldaño. “Dígame, ¿dónde ve usted la escalera?” diría. Con el tiempo aprendimos a respetar sus rigores. Ricardo-Ernesto había regresado a vivir en Buenos Aires tras un largo exilio en México con la esperanza de compartir aquel efímero sueño del ‘73. De aquellos días guardo la memoria de su estampa en una esquina donde se cruzan las avenidas Callao y Rivadavia. A contramano con el tránsito y quizá la historia, venía marchando por Rivadavia hacia el río, una fornida columna de militantes del PRT-ERP. Venía con los brazos entrelazados, pancartas y al ritmo marcial de “ERP, ERP, ERP, Morir o Vencer”. Entonces fue que lo vi con el puño en alto entonando emocionado los primeros versos de La Internacional, la misma de su juventud Reformista, la que hacía que todos nos sintiéramos parte de una historia abrazadora. Ricardo-Ernesto falleció en la soledad de su habitación, ahogado en su propio vómito, mientras las enfermeras del Hospital de Clínicas jugaban con barajas una mano de “casita robada”. La des-dicha tuvo lugar tras nueve meses del golpe cívico-militar, y a escasas semanas de aquel nefasto día en el que las tropas ultimaron a quemarropa a su sobrino Roald. Previsor, como lo fue, don Juancito había dejado confeccionada su mortaja roja con la que fue cremado. Casi medio siglo más tarde, recibo noticia de este merecido homenaje. En la edición crítica de “Alerta”, las eruditas Sabina Florio y Cynthia Blaconá consiguen conjurar aquel pretérito Montes i Bradley de los años posteriores a la Reforma Universitaria. A ellas, mi entrañable reconocimiento por una labor que hubiera complacido la severidad de su juicio, y el ineludible compromiso de Ricardo Ernesto Montes i Bradley con las artes y la cultura. Eduardo Montes-Bradley Charlottesville, marzo 2021 es_AR
dc.format application/pdf
dc.format.extent 107 p.
dc.language spa
dc.publisher CECAI es_AR
dc.rights info:eu-repo/semantics/openAccess
dc.rights Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International
dc.subject Pensamiento latinoamericano es_AR
dc.subject Educación es_AR
dc.subject Reforma universitaria es_AR
dc.title Alerta!… es_AR
dc.type info:eu-repo/semantics/book
dc.type info:ar-repo/semantics/libro
dc.type info:eu-repo/semantics/publishedVersion


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