¿Cómo surge la cultura? ¿por qué bajo determinadas formas? ¿cómo surge el pensamiento? ¿por qué bajo determinadas formas? ¿cuáles fueron las condiciones que permitieron el desarrollo de ambas? ¿cuál es el vínculo entre pensamiento y cultura? ¿cómo se explican las convergencias y divergencias en las formas de pensamiento de distintas culturas? ¿cuál es el vínculo entre individuo y sociedad, entre estructura y acción? Si bien aquellas preguntas han sido recurrentes en todas las ciencias sociales, la teoría histórico-genética busca responder a estas preguntas y se destaca por su enfoque teórico y metodológico a la hora de abordarlas. No parte de una concepción funcionalista que pretende explicar las instituciones sociales o culturales apelando a su “función” en la constitución y continuidad de la estructura social. Tampoco concibe las culturas como entidades únicas, estáticas y “diferentes, pero iguales”–concepción que sólo permite un acercamiento interpretativo–. En lugar de estas estrategias, la teoría histórico-genética, por un lado, retoma la teoría genética del desarrollo cognitivo, y por el otro, reconstruye las condiciones históricas que fueron necesarias para la emergencia de las formas culturales. Se trata, por lo tanto, de una estrategia histórico-genética, que a su vez es procesual, por que no asume que las formas de pensamiento y socio-culturales residan en el inicio, sino que realiza la reconstrucción a partir de las condiciones reales en las que actores históricos de verdad actuaron para dar cuenta de la lógica de desarrollo. El potencial de esta teoría para ver desde una nueva perspectiva los problemas y las preguntas relacionadas con la vida sociocultural de los seres humanos desde un “fundamento sólido y científico” (Weiler 2010:) hace que esta corriente de pensamiento no pase desapercibida y, en mi opinión, merezca ser divulgada. Es por eso que en este trabajo de grado me he encargado de desintegrar la teoría histórico genética en sus tres bloques fundamentales: la historia natural o filogenética, la ontogénesis y la historia, a través de autores que soportan la teoría, y que, además, cumplen con condiciones pedagógicas e ilustrativas que permiten su comprensión y divulgación.How does culture arise? Why under certain forms? How does thought arise? Why under certain forms? What were the conditions that allowed the development of both? What is the link between thought and culture? How are the convergences and divergences in the ways of thinking of different cultures explained? What is the link between individual and society, between structure and action? Although these questions have been recurring in all the social sciences, the genetic-historical theory seeks to answer these questions and stands out for its theoretical and methodological approach when addressing them. It does not start from a functionalist conception that tries to explain social or cultural institutions by appealing to their "function" in the constitution and continuity of the social structure. Nor does it conceive of cultures as unique, static and “different, but equal” entities - a concept that only allows an interpretative approach. Instead of these strategies, the historical-genetic theory, on the one hand, takes up the genetic theory of cognitive development, and on the other, reconstructs the historical conditions that were necessary for the emergence of cultural forms. It is, therefore, a historical-genetic strategy, which in turn is procedural, because it does not assume that the forms of thought and socio-cultural reside in the beginning, but rather performs the reconstruction based on real conditions in which truly historical actors acted to account for the logic of development. The potential of this theory to see from a new perspective the problems and questions related to the sociocultural life of human beings from a “solid and scientific foundation” (Weiler 2010 :) makes this current of thought not go unnoticed and, in my opinion deserves to be disclosed. That is why in this thesis I disintegrated genetic historical theory into its three fundamental blocks: natural or phylogenetic history, ontogenesis and history, through authors who support the theory, and whom, in addition, they comply with pedagogical and illustrative conditions that allow its understanding and disclosure.