Hace más de dos años conocí La otra raya del tigre. No fue uno de aquellos libros encontrado por error en algún estante olvidado de la biblioteca, al contrario, estaba incluido en el programa del curso de narrativa colombiana al que asistí en aquel entonces. Sin embargo, era mi pequeño descubrimiento como lectora. No podía creer el hecho de que, hasta ese momento, había ignorado la obra de uno de los cuentistas más destacados de Colombia y de Latinoamérica.
Profesional en Estudios Literarios
Pregrado