In spite of loading by nature with the biggest sin in the humanity´s history and their respective associations with the wickedness, the women of the 17th Century as much as in Europe as in the Indies had in their bodies the biggest responsibility that one could have for the time: the protection of the most valuable thing for the Baroque society; the preservation of the honor. In this sense, it is evident in the literature of that moment such a concern to regulate how she should take care, and the desire to “show” before society that that honor was in the protective best case: a good woman, just as was made it, in the Santafe case, the hearer Gabriel Álvarez of Velasco.
A pesar de cargar con el pecado más grande de toda la historia de la humanidad y sus respectivas asociaciones con la maldad por naturaleza, las mujeres del siglo XVII tanto en Europa como en las Indias tenían en sus cuerpos la responsabilidad más grande que se podía tener para la época: la protección de lo más valioso para la sociedad barroca, la preservación del honor. En este sentido, es evidente en la literatura de ese momento tal preocupación por regular cómo se debía cuidar, y el afán de “mostrar” ante la sociedad que ese honor estaba en el mejor estuche protector: una buena mujer, tal como lo hizo, en el caso santafereño, el oidor Gabriel Álvarez de Velasco.